"Las relaciones de confianza ente las empresas alemanas y sus socios rusos resultaron dañadas gravemente", dijo Schepp al agregar que "las consecuencias son difíciles de estimar".
Añadió que "los socios deben confiar el uno en el otro, en el caso contrario las inversiones se ponen en tela de juicio".
Con anterioridad la compañía alemana anunció que estaba investigando cómo las turbinas acabaron en Crimea y si su entrega constituía una violación de los contratos de suministro y del régimen de sanciones, impuestas a la península por la Unión Europea.
El Ministerio de Industria y Comercio de Rusia aclaró un día después que las plantas térmicas de Crimea estarían equipadas con turbinas fabricadas en Rusia con el uso de componentes importados.
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El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, destacó en esa ocasión que los productos tecnológicos y energéticos que se instalan actualmente en la península son de fabricación nacional.
Las sanciones impuestas por la UE en julio de 2014 a raíz de la adhesión de la península a Rusia, tras un referéndum en el que más del 96% de los crimeos votó a favor de esa opción, prohíben, en particular, el suministro de equipos energéticos clave a Crimea y Sebastopol.