El ataque llegó como colofón a una jornada marcada por la violencia, especialmente en el sector ocupado de Jerusalén, que se saldó con la muerte de tres palestinos por disparos de soldados y policías israelíes y con decenas de palestinos heridos.
El ataque se produjo cerca de las diez de la noche del 21 de julio cuando la familia de colonos se encontraba cenando para recibir el shabat.
Fuentes palestinas identificaron al atacante como Omar al Abed, de veinte años y vecino del pueblo palestino de Jobar, cercano a Halamish. Al Abed fue herido de bala por un colono de la zona pero continúa vivo y está siendo atendido en un hospital de Petah Tikva, cerca de Tel Aviv.
Poco antes de consumar el ataque, Al Abed escribió en su página de Facebook: "Tengo veinte años. Tengo muchos sueños, pero no hay vida después de lo que ha pasado en Al Aqsa", en referencia a la mezquita de Jerusalén que ha estado en el centro de los acontecimientos de la última semana.
El ejército israelí está peinando la zona del asentamiento y ha pedido a los colonos de Halamish que permanezcan en sus casas hasta que se compruebe que no hay ningún otro atacante en las proximidades.