"Estamos dispuestos a dialogar, a condición de que no haya interferencia en nuestros asuntos internos ni tentativas de imponernos condiciones", declaró el monarca en su primer discurso público tras desatarse la crisis en las relaciones con países árabes, transmitido por el canal televisivo catarí Al Jazeera.
"Los que la planearon y la llevaron a cabo actuaron contra la soberanía de Catar e hicieron declaraciones destinadas a denigrar a Catar ante la comunidad mundial", sentenció.
El jeque afirmó que ese plan fracasó, pues, aseveró, nadie confía en la propaganda anticatarí.
"Por tanto varios países árabes y no árabes, que tienen una postura independiente, nos apoyaron o al menos no se sumaron al bloqueo de Catar pese al chantaje", expresó.
Según el emir, las acusaciones contra Catar "persiguen únicamente unos objetivos políticos".
El 5 de junio, Arabia Saudí, Bahréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos anunciaron la ruptura de las relaciones diplomáticas y la suspensión de las comunicaciones terrestres, marítimas y aéreas con Catar, tras acusar a Doha de apoyar el terrorismo.
Al boicot diplomático de Catar se sumaron posteriormente Libia, Yemen, Maldivas, Mauritania y Comoras; Jordania y Yibuti redujeron el nivel de sus lazos diplomáticos con Doha; Senegal, Chad y Níger llamaron a consultas a sus embajadores en Catar.
El Gobierno de Catar lamentó el bloqueo diplomático al calificarlo de "injustificado", y aseguró que todas las acusaciones carecen de fundamento.