"Antes de que acaben estos cuatro años, creo que veremos más retórica y políticas nacionalistas por parte del presidente y su administración", dijo a Sputnik la abogada, escritora y experta en leyes internacionales Carli Pierson, de Nueva York.
Trump, mediante órdenes ejecutivas, redujo el número de refugiados a los que se les permite ingresar a EEUU este año fiscal de 110.000 a 50.000, límite que se alcanzó el 12 de este mes.
Los solicitantes son objeto de una exhaustiva investigación por parte del Departamento de Seguridad Nacional, proceso que puede durar un año y medio.
"Es mucho más difícil de lo que Trump parece entender", dijo Pierson, y agregó: "Los refugiados y quienes buscan asilo son investigados más que cualquier otra persona que viaje a EEUU, y puede tomar unos dos años todo el proceso".
El problema ahora que se llegó al cupo máximo permitido, afirmó la experta, lo tienen las 60.000 personas que estaban en las etapas finales del proceso de selección, quienes están frente a dos posibles escenarios.
La relación de "bona fide" se refiere a refugiados con parientes cercanos que ya viven o tienen una oferta de trabajo en EEUU; los que tengan este tipo de contactos familiares no se verán afectados por las restricciones.
La otra opción es volver a postularse el próximo año fiscal, que comienza en octubre, dijo la abogada internacional.
Proceso Largo
"El proceso para ser refugiado dentro de EEUU es extremadamente largo y muy selectivo", dijo a esta agencia Pablo Baeza, coordinador en el Centro de Servicio de Nacionalidades en Filadelfia (noreste), afiliado local del Comité Estadounidense para Refugiados e Inmigrantes (USCRI, por sus siglas en inglés).
Para poder ser un refugiado, explicó, se debe postular de forma remota y pasar por un proceso muy exhaustivo.
Baeza, quien trabaja día a día ayudando a refugiados a ingresar a EEUU, dice que durante el último año tuvo "clientes con vuelos comprados, luego cancelados, comprados de nuevo, cancelados nuevamente y luego comprados y cancelados una tercera vez".
Baeza teme por lo que pueda pasar en el futuro.
"El año fiscal termina en octubre y luego de esto la administración de Trump puede revisar el programa completamente; estamos haciendo lo mejor que podemos, pero personalmente estoy un poco nervioso", admitió.