"Se trata del séptimo fallecimiento bajo esa modalidad en el establecimiento, misma cantidad que en los treinta y seis meses anteriores (dos en 2014, tres en 2015 y dos más en 2016)", señala el texto.
De acuerdo a la PPN, los fallecimientos por ahorcamiento incrementaron además el número de muertes violentas en las cárceles del Servicio Penitenciario Federal.
"En 2017 se han registrado trece fallecimientos traumáticos, prácticamente igualando en poco más de un semestre las catorce muertes violentas registradas en todo el año 2016", añade el comunicado.
La procuraduría advirtió sobre la "complejidad" de definir a estas muertes como suicidios, dado que se trata de personas que están bajo custodia.
La entidad, encargada del control de la actividad de la administración penitenciaria, recordó que sus investigaciones han permitido establecer una categoría propia de fallecimientos bajo custodia, "que pese a reconocerse como autoinfligidos, no pueden ser definidos como suicidios".
Se trata de "ahorcamientos realizados en el marco de medidas de fuerza extremas, ante la cancelación por parte de la administración penitenciaria de canales de diálogo y reclamo legítimos y menos lesivos", afirma la PPN.
La PPN señala además la falta de canales de comunicación entre las autoridades y las personas privadas de libertad y señala que muchos de los casos de ahorcamiento son una "respuesta extrema ante un reclamo permanentemente desoído".
Asimismo menciona la falta de preparación del personal penitenciario para hacer frente a estos episodios.
En 2016 la PPN constató un total de 36 muertes, 14 violentas y 22 no violentas; las primeras se refieren a homicidios, suicidios, accidentes, "o que la causa que la ha provocado resulta difícil de determinar, pero es siempre externa y traumática".
Las muertes no violentas son aquellos fallecimientos por enfermedad, súbitos o por una causa no traumática de origen incierto.