El autor del estudio, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society, desarrolló un modelo matemático simple que ayuda a explicar por qué la gente experimenta mucho miedo ante el terrorismo, cuando, en realidad, la amenaza terrorista es baja.
El estudio reveló que las personas del primer grupo, que casi nunca llegan a ser víctimas de la delincuencia, se sienten seguros cuando se comunican con otros integrantes del mismo grupo. El miedo aparece cuando hay contactos con las personas de otros grupos.
"Con el uso de matemáticas e interesantes ecuaciones y teorías, por ejemplo, acerca de cómo compartimos nuestras ideas con los demás, descubrimos que el temor a la delincuencia puede ser resultado del proceso de infección, es decir, cuando la gente comparte sus ideas con otras personas", explicó Curiel.
El modelo arrojó que cuando al menos el 5% de los contactos se mantuvieron con personas de otros grupos, más del 50% de las personas del primer grupo comenzaron a experimentar miedo a la delincuencia.
Según Curiel, la tasa de criminalidad es baja incluso en la Ciudad de México, considerada como un lugar peligroso. Si se compara el nivel de amenaza criminal en la Ciudad de México con las estadísticas del país, resulta que la situación es mucho mejor en la capital mexicana.
Curiel calculó que la mitad de la población de la Ciudad de México tiene "inmunidad" a la delincuencia y nunca sufre de crímenes.
"Llegamos a la conclusión de que el temor a la delincuencia es más bien una idea que estamos difundiendo, y no el resultado de un crimen. Los crímenes se cometen con una frecuencia baja, lo que significa que hay una discrepancia entre el nivel de delincuencia y el miedo", concluyó Curiel.
Lea más: El calentamiento global y la propagación del terrorismo: ¿qué vínculo tienen?
El investigador espera que este simple modelo matemático ayude a cambiar la forma de percibir los problemas de migración y la amenaza del terrorismo. Según Curiel, es importante que las personas sean conscientes de la diferencia entre la realidad y las opiniones de los demás, no importa quien las exprese: otras personas, los medios de comunicación o el Gobierno.