En su discurso ante los oficiales del Servicio de Inteligencia Extranjera, el líder ruso recordó que algunos de los retos que enfrenta Rusia son "los intentos de obstaculizar nuestro desarrollo, implicarnos en confrontaciones y desestabilizar las regiones situadas cerca de nuestras fronteras, para lo que se emplean como armas los grupos terroristas y extremistas".
"Algunos de ellos son cuidadosamente patrocinados y apoyados por los servicios secretos de varios países extranjeros", dijo.
Putin enfatizó que se detecta "una actividad creciente de los servicios secretos extranjeros dirigida contra Rusia y sus aliados".
Denunció que esos servicios recurren a métodos como "desinformación, ciberataques, intentos de reclutar a agentes para conseguir el acceso a los datos sobre el potencial militar, económico y los recursos naturales de Rusia".
"Se llevan a cabo las operaciones para influir en los procesos sociales y políticos en nuestro país", apostilló Putin.
El presidente aseguró que para contrarrestar a todas estas amenazas Rusia seguirá "incrementando el potencial de los servicios de inteligencia, aumentando sus capacidades técnicas y operacionales, continuará recurriendo a profesionales experimentados y formará a nuevos empleados".
Putin subrayó que el trabajo eficaz de todos los servicios secretos rusos garantiza "el desarrollo independiente, la seguridad y la estabilidad de Rusia".