"Tomamos la decisión de seguir construyendo los submarinos diésel-eléctricos del proyecto 677 Lada, después de que la Marina reciba los primeros dos, el Kronstadt y el Velikie Luki", dijo el almirante al dirigirse a los egresados de unos centros docentes de la Armada rusa.
El buque insignia de este proyecto, el Saint Petersburg, está pasando desde 2010 las pruebas de explotación en la Flota del Norte.
El Kronstadt se botará en 2018.
Los submarinos del proyecto 677, considerados los sumergibles no nucleares más modernos de la actualidad, completarán los arsenales de las flotas rusas de los mares Negro y del Báltico.
En un futuro, los submarinos del proyecto 677 podrán ser equipados con un sistema de propulsión anaerobia o independiente del aire, su principal ventaja radica en que llegan a ser menos detectables porque no necesitan emerger para recargar las baterías.
El sistema anaeróbico de fabricación rusa se diferencia por principio de sus similares extranjeros en el método de obtención del hidrógeno.
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Para no llevar a bordo hidrógeno de alta pureza, estos submarinos están provistos de una instalación que permite obtenerlo gracias al procedimiento de reformación del combustible diésel.