"La mezcla de objetos con otros que no son nazis, como egipcios, hablan de un depósito de piezas para comercialización. Es algo muy común. Hay colecciones y un mercado muy importante. Sin embargo, en ese mercado negro hay objetos que son imitaciones. Para establecer la autenticidad se requieren pericias profesionales. Que el comisario a cargo de la investigación diga que hay una lupa que habría pertenecido a Hitler porque hay una foto de él con ese objeto, no tiene rigor científico", dijo a Sputnik el especialista en historia nazi, Abel Basti.
No obstante, destacó que en Buenos Aires hay una colección privada "impresionante", tanto que el allanamiento de Beccar queda "muy pequeño" en comparación. "Pertenecía a un nazi importante que cumplia funciones en la ciudad. Hoy está a la venta y los valores de las piezas no tienen techo", aseguró.
El especialista precisó que en Sudamérica la colección más grande que visitó fue en Asunción del Paraguay. Allí comprobó la existencia de unos 50 vehículos de la Alemania nacionalsocialista, unas 200 pistolas Luger, entre otros objetos personales de los jerarcas. En total, en esa colección hay unas 80.000 piezas. En uno de los salones hay 100 maniquíes con posturas de saludos nazis y posiciones militares. Cada uno lleva el uniforme nazi que los distingue en jerarquía. A la hora de determinar su autenticidad, en el vestuario cuentan detalles como cantidad de hilos que tiene la tela. También hay un salón con uniformes de los prisioneros de campos de concentración. Basti se refirió a esta muestra como "una colección muy impresionante". En los sitios de venta 'online' de la región se pueden encontrar objetos de esta era. Sin embargo, demostrar su autenticidad resulta una tarea compleja.
Según Basti, parte de la explicación de que Argentina sea un reducto para este tipo de materiales es que "fue una base importante durante la guerra. Aquí hubo mucho espionaje y presencia nazi. Posteriormente, con el arribo de miles de nazis, jerarcas entre ellos, llegaron los objetos. Por eso es que en Argentina hay una gran cantidad, vinieron con sus dueños", indicó y agregó que en la Patagonia vio un cuadro pintado por el propio Hitler en 1936. "Una rareza. En Europa hay muchos, pero este cruzó el Atlántico, algo no tan común", señaló.
Por último, dijo que por lo general el coleccionista de este tipo de objetos es una persona "muy particular". "Los grandes coleccionistas tienen una obsesión por los objetos, su calidad y sus detalles. Su fanatismo por las piezas supera la ideología. Poseer artículos de determinados períodos de la historia les resulta muy atractivo, más si son prohibidos o polémicos, como los del Tercer Reich. Pero también hay quienes coleccionan por empatía con la causa", concluyó.