"Con este acto se van a resquebrajar los muros de impunidad, los techos de hormigón que se construyeron durante la edificación del llamado "Régimen del 78", afirmó Suárez-Carreño en rueda de prensa tras presentar la querella contra el torturador "Billy el Niño" y otros miembros de la policía franquista.
Por ello, prosigue, la Justicia española negó hasta el momento la posibilidad de reparar a las víctimas.
"Tendremos una democracia imperfecta hasta que consigamos hacer justicia respecto a esos crímenes; solo a partir de ahí nuestro país podrá empezar a recuperar la dignidad", aseguró.
Según explicó el querellante, los hechos concretos reflejados en la denuncia se refieren a los interrogatorios a los que fue sometido tras ser detenido en 1970 y 1973.
"Se sabía que si caías en las manos de la Brigada Político Social ibas a sufrir todo tipo de violencia", relata Suárez-Carreño.
En sus dos detenciones, este militante comunista recuerda haber sufrido "torturas físicas y psicológicas" ya que, además de ser agredido, los inspectores amenazaron con matar a su esposa.
"Me tuvieron tres días en la cárcel en los cuales me pegaron y me agredieron violentamente", recuerda.
Este represaliado también recuerda que sus detenciones se produjeron en verano bajo un calor sofocante que las autoridades franquistas agravaron negándole la posibilidad de hidratarse y obligándole a vestir ropa de invierno.
Además de los golpes, las amenazas, la sed y el calor; las autoridades franquistas no le permitieron ver la luz del sol o consultar la hora, lo que agravó su estado de desorientación al no tener percepción sobre si era de noche o de día.
"Toda esa descripción de hechos es común a la gente que pasaba por la Dirección General de Seguridad, había una rutina de tortura sistemática que no siempre estaba destinada a obtener información: simplemente era la práctica habitual contra las personas que se oponían al régimen", señala.
"La justicia lenta no es justicia", apunta antes de lamentar que "muchas de las víctimas de Billy el Niño ya no van a poder obtener reparación".
A pesar de las dificultades, este militante contra la impunidad del franquismo se reafirma en su voluntad de luchar hasta el último momento para que se haga justicia porque "los hechos no desaparecen y la memoria no muere".