El 15 de junio de 1977, los españoles acudieron a las urnas por primera vez desde la Guerra Civil (1936-1939) que enfrentó al Gobierno republicano y los sublevados, encabezados por Francisco Franco. Las elecciones de ese año fueron uno de los episodios más notorios de la Transición, el período histórico entre la muerte del dictador en 1975 y la aprobación de la actual Constitución en 1978.
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"Hay muchos problemas todavía, que tienen que ver con las violaciones de derechos humanos de la dictadura no resueltas. Nosotros todavía estamos peleando para darles respuesta y contrarrestar la versión oficial que dice que esto quedó laudado en los años 70 y que no hay nada que arreglar", comentó Silva.
El funcionario estuvo además implicado en episodios de represión, como el asesinato en 1976 de cinco trabajadores que realizaban una huelga en Vitoria, la capital del País Vasco. Bajo sus órdenes, la Policía entró a una concentración de manifestantes y abrió fuego, provocando 100 heridos de bala además de los decesos.
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"Paradójicamente es la persona que ha elegido el Congreso de los Diputados español para que la semana pasada encabezase un acto de los muchos que se están haciendo en el aniversario de aquellas elecciones", puntualizó Silva, cuyo abuelo murió asesinado por el franquismo y permaneció desaparecido, hasta que se encontraron sus restos hace 15 años.
"Los que han ido en los años 50, 60 y 70 a la Universidad son los hijos de vencedores de la guerra, quienes tenían los recursos económicos o el apoyo político para acceder al estudio y son los que han gestionado la vida política de este país desde que murió Franco. No están solo en la derecha. Los que accedieron a este privilegio están en todas partes [del espectro político]", dijo Silva.
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A modo de ejemplo, citó un estudio realizado por alumnos de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid, que consistió en realizar el árbol genealógico de todos los ministros de los Gobiernos de España desde la muerte de Franco en adelante. A partir de entonces, han estado al mando del país tres partidos: la extinta Unión de Centro Democrático (1977-1982), el Partido Socialista Obrero Español (1982-1996 y 2004-2011) y el Partido Popular (1996-2004 y 2011 hasta el momento).
"Casi el 90% de los miembros de todos esos Gobiernos eran hijos de vencedores de la guerra y casi ninguno de ellos (…) ha hecho nada, ninguna decisión política que pueda atentar contra sus privilegios de clase", comentó el activista por los derechos humanos.
"[El historiador y escritor uruguayo] Eduardo Galeano me contó una vez cómo escuchaba de pequeño las canciones de la guerra de España en el barrio que vivía. Eso formaba parte de su memoria política y sentimental. España ha sembrado eso, pero también algunos aprendices de Franco. Quizás el máximo exponente de ellos era [el dictador chileno] Augusto Pinochet que claramente tenía una profunda admiración por él", comentó.
La jueza argentina María Servini de Cubría llevó adelante una causa iniciada en 2010, en principio por la desaparición de Severino Rivas, el alcalde de un pueblo de Galicia desaparecido durante la Guerra, pero luego se fueron sumando casos, como el del último ejecutado por garrote vil en España, el militante anarquista Salvador Puig Antich, asesinado en 1974.
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Hace pocos días, en una fosa se encontraron los restos del hombre, que permaneció desaparecido durante 78 años. Encontraron en su mismo lugar de entierro otros 24 cuerpos, además de tres tumbas individuales. Hasta el momento, 27 familias esperan realizarse análisis con la esperanza de que entre esos huesos estén los de sus familiares.
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"Sigue siendo triste que sea la Justicia argentina la que ha ordenado esa exhumación. La ausencia de las instituciones españolas es una forma de castigo a las víctimas de la dictadura. El Gobierno de España presume de ser un paladín de la lucha por los derechos humanos. Un Estado que ha abierto causas de justicia universal en Chile, Argentina, Guatemala, El Salvador, Ruanda y el Sáhara es incapaz de tratar de construir justicia en su país. Yo creo que lo que aquí se dio en la Transición fue dejar que trabajara el miedo y que todas las Ascensiones Mendietas dejaran de hablar", comentó el presidente de la ARMHE.
Para Silva, "el diseño político que se había hecho [en la Transición] de dejar pasar el tiempo y que acabara con esa generación no va a poder ser". Esto queda de manifiesto cada vez que se abre una nueva fosa común. Desde el año 2000, 300 han sido destapadas. El activista expresó que cada una de ellas "es un espejo donde la sociedad española está viendo lo que fue la dictadura".