"Todo comenzó porque Steve [Jobs] odiaba a aquel tipo de Microsoft. Si tenía alguna interacción con él, se enfadaba", relata Forstall, citado por The Guardian.
En algún momento, Jobs perdió la paciencia y aseguró: "Que se jodan, vamos a mostrarles lo que una tableta realmente puede llegar a ser". A pesar de que hoy en día el iPad cuenta con un lápiz óptico, al principio Jobs odiaba esta herramienta.
"¿Creen que podríamos tomar esta versión 'demo' que estamos haciendo y reducirla a algo lo suficientemente pequeño como para caber en un bolsillo?", preguntó entonces el fundador de Apple, recuerda su colega.
El iPhone original no fue tan bien recibido como esperaba en el momento de su lanzamiento en 2007, ya que fue comparado con el instrumento revolucionario de aquella época: la Blackberry.
"Lo que no entendían entonces fue el hecho que estábamos cambiando todo el paradigma. Estábamos modificando la manera en la que se hacían las cosas", concluyó Forstall.