Tras el colapso de la URSS, el complejo de Tirniauz, uno de los líderes mundiales de extracción de wolframio y molibdeno y donde se encuentra el 50% de las reservas rusas de estos minerales, perdió todos sus pedidos y en 2001 se declaró en quiebra.
En 2016, Rusia produjo 2,5 toneladas del anhídrido wolfrámico. De momento, el país eslavo es exportador neto del concentrado de wolframio y satisface casi 100% de su demanda interna. No obstante, según los expertos de la industria, hasta el 50% del wolframio metálico es importado. Mientras que un 10% del molibdeno es importado. En términos de precios, el volumen anual de las importaciones de molibdeno en Rusia se puede estimar en 65 millones de dólares aproximadamente.
Por lo tanto, la restauración de la fábrica es de extrema importancia.
Por su parte, el procesamiento de los concentrados de wolframio y molibdeno recae sobre la fábrica Hidrometallurg.
De acuerdo con el plan de inversiones de la empresa Wolframio, en el proyecto se utilizarán nuevos equipos para extraer la sustancia deseada del mineral por medio de agua y productos químicos que cumplen con los estándares ambientales modernos. Según el presidente de Wolframio, Mijaíl Gorbachev, la capacidad de producción de la futura fábrica garantizará el abastecimiento del mercado interno con anhídrido wolfrámico de alta calidad.
Kisin señala que el proyecto en Kabardia-Balkaria permitirá aumentar 3,5 veces el volumen del wolframio, molibdeno y cobre, extraídos en Rusia.
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Los productos del proyecto tienen un importante significado estratégico. El wolframio se utiliza para producir acero de alta calidad, usado también en la industria de defensa para la fabricación de granadas, blindajes y componentes de misiles, entre otras cosas.
La puesta en marcha del complejo de Tirniauz está programada para el año 2020. En 2024, se prevé alcanzar la máxima capacidad prevista por el proyecto.