La clave para entender esta evolución se encuentra en el hallazgo de una serie de fósiles: 30 huevos, un bebé y un ejemplar juvenil de un dinosaurio herbívoro primitivo que vivió aproximadamente hace 200 millones de años en la Patagonia.
Estos restos fueron hallados por un equipo de paleontólogos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, el CONICET de Argentina, y el Museo Paleontológico Egidio Feruglio en Trelew, Chubut.
El paleontólogo argentino agregó que lo importante de tener este tipo de restos en diferentes etapas de la vida del dinosaurio es que permiten conocer en qué momento pudieron desarrollar un tamaño gigante, que sobrepasó a todo animal terrestre.
"Entender el gigantismo requiere saber cómo crecían estos animales, su velocidad de crecimiento. Para eso necesitamos tener diferentes estadios del crecimiento en la vida de la especie. Acceder a fósiles que nos permiten saber cómo era cuando eran pichones, jóvenes, y adultos es un paso fundamental. Conocer cómo eran los embriones dentro del huevo completa la historia de vida de la especie de este dinosaurio", indicó.
"Los fósiles son especímenes únicos con chances muy bajas de preservación. En Francia los estudiamos con un aparato que se llama sincrotrón, un acelerador de partículas que genera rayos X de una alta energía para ver el interior de los fósiles sin dañarlos. En el interior del huevo encontramos el esqueleto del pequeño dinosaurio que se estaba formando dentro. Pudimos reconstruir en tres dimensiones cada uno de sus huesos con una resolución espectacular", destacó Pol.
Además pudieron observar características de la especie hasta el momentos desconocidas y extraer conclusiones. El acceso en detalle a la dentición y la mecánica masticatoria de las mandíbulas brindó más información sobre cuándo este animal logró un tamaño tan grande.
"Eran especímenes totalmente adaptados a los hábitos alimenticios herbívoros. Estas especies son las que desarrollaron los tamaños más grandes, y por supuesto conocer la dentición nos da información sobre qué tipo de alimentación tenían. Es un paso fundamental par entender cómo se convirtieron en gigantes", explicó.
Aún falta conocer mucho más de estas enormes criaturas y por eso la investigación continúa. Aún faltan realizar interpretaciones de datos recogidos durante el estudio del sincrotrón. Pero también será fundamental lo que se pueda aprender de las nuevas expediciones al terreno.
"La Patagonia es uno de los mejores lugares del mundo para la búsqueda de fósiles, en particular de dinosaurios. En todas las expediciones se encuentran restos. Confiamos en que estos registros sigan apareciendo y nos sigan dando información del pasado de una región muy particular del mundo", concluyó.