Asestar un golpe a Catar, afirma Farzali, es golpear también a Turquía, país que actualmente sigue acumulando influencia en el mundo suní del golfo.
"Considero que la guerra contra Catar es también una guerra contra Turquía en el mundo suní. Supongamos que Catar es, efectivamente, el principal patrocinador del terrorismo, tal y como se viene diciendo, y más concretamente de los Hermanos Musulmanes. Es por todos sabido que se trata del partido suní con más influencia en los países árabes. Que Catar dejase de apoyarlos sería un golpe muy duro para Turquía, un país que hasta ahora ha aumentado su influencia en el mundo árabe".
Si Catar pierde su influencia en la región, entonces Turquía perderá posiciones en Oriente Próximo, asegura el político.
"La incitación al conflicto en el golfo Pérsico beneficia a Israel. Los estadounidenses necesitan petróleo e ingresos, y lo que allí ocurra les trae sin cuidado. Es algo que ha quedado claro con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump", concluye.
Arabia Saudí, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Egipto anunciaron el 5 de junio que rompían relaciones diplomáticas con Catar por apoyar a organizaciones terroristas y desestabilizar la situación en Oriente Próximo.
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Libia, Yemen, Maldivas, Mauritania y las islas Comoras también se unieron al bloqueo diplomático y Senegal retiró a su embajador en Catar.