Lo peculiar es que la industria rusa no se limita a las versiones más avanzadas del procesador para satisfacer el mercado ya que las generaciones anteriores del Elbrús también tienen sus usos en el camino hacia la sustitución del monopolio estadounidense en los ordenadores usados en estructuras estatales.
Предсерийная партия мини-ПК "Эльбрус-101 PC" готовится к продаже https://t.co/E4W5JoSuaw pic.twitter.com/gZFuDcAf7l
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Así, el consorcio Roselectrónica, especializado en productos electrónicos, y parte de la corporación estatal Rostec lanzó la producción del primer lote de ordenadores compactos Elbrús-101 destinados a los consumidores estatales y privados.
El Elbrús-1C goza de sistema de visualización integrada, así que no requiere tarjeta gráfica.
Por su parte, la versión más moderna del microprocesador, el Elbrús-8C, de 28 nanómetros, se ve integrada en otros dos lotes iniciales: los ordenadores de trabajo de alto rendimiento y los servidores multipropósito. Ambos lotes estarán finalizados este año e irán destinados a los consumidores iniciales.
Los Elbrús contra las sanciones
Objetivamente, los equipos rusos todavía se ven adelantados por las mayores empresas transnacionales como Intel y AMD que llevan décadas en el mercado.
No obstante, no es necesaria una potencia máxima para las tareas cotidianas, así que los Elbrús-8C, ya comparables con los Intel de los años 2011-2012, son capaces de satisfacer la demanda interna, y los futuros Elbrús-16C, de 16 nanómetros, casi eliminarán la 'grieta' en el rendimiento.
Otra cuestión importante es el precio. Precisamente esto busca superar el avance de los ordenadores rusos en el mercado nacional: cuanta más demanda y producción, menor precio se podrá ofrecer.
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