Una vez más, las intenciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podrían volverse en su contra. La unidad que el resto de las naciones está mostrando para combatir el cambio climático, la caída en picado de los costes de las energías renovables y el auge de la economía verde pueden jugarle una mala pasada a Estados Unidos, opina Carrington.
"[Trump] no puede forzar a las empresas a construir centrales térmicas de carbón si el viento y el Sol son más baratos y los responsables de las grandes empresas son suficientemente inteligentes como para entender que invertir miles de millones de dólares en una nueva planta —abocada a su cierre cuando llegase el sucesor de Trump— no es la opción ganadora", asegura el autor en su artículo para The Guardian.
La retirada de Estados Unidos también resulta poco relevante para continuar con las políticas medioambientales internacionales llevadas a cabo hasta ahora porque el país todavía no se ha dado cuenta de que ya no todo sigue girando a su alrededor.
"Los líderes de China, de la India, de Rusia y de la Unión Europea se han reafirmado en sus compromisos medioambientales frente a este mayor desafío a la civilización humana", asegura Carrington.
Lea más: Grandes compañías impulsan acciones para combatir el cambio climático
En el caso de China, el país asiático no tiene otra opción que seguir las recomendaciones del Acuerdo por las altas tasas de polución que sufre desde hace tiempo. Aún más, con las recientes adquisiciones es China la que se manifiesta como líder en los ritmos de adopción de las tecnologías verdes, aunque todavía tenga mucho que lograr en este ámbito, recuerda el autor.
En conclusión, "el avance logrado en París permanece sólido", cree Carrington, citando a la ministra alemana de Medioambiente, quien había afirmado que "el mundo sobrevivirá ocho años sin EEUU".