"Simboliza que hay una confianza en la economía brasileña independientemente de la crisis política", señaló Saba.
El 25 por ciento restante, 5.000 millones de dólares, lo aportarán instituciones financieras brasileñas como el Banco Nacional del Desarrollo Social (BNDES) y la Caixa Económica Federal, aunque la participación está abierta a otras entidades bancarias.
El fondo empezará a funcionar "en poco días", según Saba, quien añadió que los bancos brasileños ya tienen una lista de proyectos de infraestructura que podrían verse beneficiados por esta nueva herramienta de financiación.
La prioridad del Gobierno brasileño es que sirva a los sectores de logística e infraestructura, pero también de energía, minería, tecnología avanzada, agricultura, agroindustria, manufactura y servicios digitales.
El fondo no cuenta con ningún aporte de dinero público, ya que aunque es importante que el Gobierno dirija las inversiones, añadió Saba, es aún "más importante crear las condiciones para que el sector privado haga las suyas".
"La clave es la creación de oportunidades de negocios; todo esto va más allá de la financiación, si los dos lados (Brasil y China) aprenden a trabajar juntos es muy probable que otros negocios paralelos y complementarios salgan adelante; eso es algo muy importante para nosotros", destacó.
Para financiar los proyectos de interés común entre China y Brasil habrá tres fases: primero un grupo técnico formado por especialistas de los dos países evaluará su interés, después un comité directivo presentará un informe dando luz verde, y por último, los bancos realizarán su análisis financiero, paso previo a una eventual financiación.
Ese comité directivo de alto nivel estará formado por tres brasileños (los secretarios ejecutivos de los ministerios de Hacienda, Planificación y Presidencia) y por tres representantes chinos con rango de viceministros, según informa el Gobierno brasileño.
El fondo Brasil-China se presentó en el marco del Brazil Investment Forum, un encuentro de empresarios e inversores que se celebró entre el martes y miércoles en São Paulo.
El secretario del Ministerio de Planificación del Gobierno brasileño hizo un balance muy positivo de la cita, que con la participación de agentes de 42 países de todo el mundo, superó las expectativas, según su criterio.
"Se hicieron muchos negocios, lo que demuestra que a pesar de la crisis el potencial de Brasil es tan grande que los inversores acaban separando el lado político del lado económico; es algo increíble, si no lo estuviera viendo aquí no me lo creería (…) Hay un clima de optimismo, los inversores saben que la economía brasileña es fuerte", subrayó.
El Gobierno brasileño espera que 2017 sea el año en que el gigante sudamericano salga de la recesión más grave de los últimos años, a pesar de que muchos analistas apuntan que la recuperación podría estar en riesgo debido a la crisis de gobernabilidad abierta tras las últimas acusaciones de corrupción contra el presidente Michel Temer.