"Realmente la lógica de Trump no se encuadra en los discursos geopolíticos tradicionales, mientras que sus acciones están dirigidas a dar una vuelta de tuerca a la política del Departamento de Estado no solo en Oriente Próximo, sino en el mundo entero", escribe el experto ruso.
A partir de su llegada a Arabia Saudí, se puede decir que el espectáculo de política interior se acaba y empieza un serio juego geopolítico, opina Lepiojin: "Trump es aquel sujeto que sostiene en sus manos una baraja de cartas y que tiene la posibilidad de repartir las cartas tal y como quiera. Es lo que está haciendo ahora".
"Supongo que las citas de Trump con los funcionarios de la Alianza Atlántica y el papa Francisco fueron un tipo de reemplazo de los encuentros con líderes de Estados europeos. Estoy seguro de que el presidente de EEUU no ve el sentido de encontrarse con políticos europeos que son incapaces de ponerse de acuerdo entre sí. Actualmente ellos están fuera del discurso de política exterior en el que se encuentra Trump", dijo.
El discurso actual del presidente estadounidense abarca la familia real de Arabia Saudí, la umma —la comunidad de creyentes del islam—, las elites de Israel, el Reino Unido, China, Rusia y el Vaticano.
"En cuanto a las perspectivas de la OTAN, Trump ve al bloque militar como un material fungible, en el que el Departamento de Estado de EEUU podría sustituir al menos una parte de los militares estadounidenses en Oriente Próximo. Si los países miembros de la OTAN no fueran capaces de luchar por los valores occidentales contra Irán, Hizbulá, Al Qaeda, Talibán o cualquier otro contra quien se lo dijera EEUU, ¿qué sentido tendría para Washington mantener esta maquinaria?", se pregunta Lepiojin.
Trump no quiere demostrar a Europa y al mundo el liderazgo de EEUU. A él no le importan los intereses de los funcionarios del Departamento de Estado y los de las corporaciones oligarcas. Está más preocupado en desmantelar el orden anticuado e introducir uno nuevo, concluye el politólogo.