"Estas filtraciones merecen reprobación… Averiguaremos cuáles son las fuentes y haremos todo lo posible para que no vuelva a suceder", dijo el diplomático en declaraciones a la cadena BBC.
Más temprano, el embajador estadounidense se había reunido con el alcalde de Mánchester, Andy Burnham, quien calificó de "totalmente inaceptable" la revelación de los datos de inteligencia.
A su vez, la ministra británica del Interior, Amber Rudd, había tachado de escandalosas las publicaciones de fragmentos de datos de inteligencia sobre la investigación del atentado en Mánchester.
Las filtraciones contenían referencias a fuentes estadounidenses y ante esta situación Reino Unido decidió suspender el intercambio de información con EEUU.
El atentado se saldó con 22 muertos, entre ellos 12 niños, y decenas de heridos, mientras una decena de personas todavía se dan por desaparecidas.
El grupo terrorista Daesh (autodenominado Estado Islámico, proscrito en Rusia y otros países) reivindicó ese ataque; ocho personas están bajo arresto.
Se trata del segundo atentado que vivió Reino Unido en dos meses.
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El pasado 22 de marzo, en Londres perdieron la vida cinco personas y decenas resultaron heridas. El terrorista Khalid Masood lanzó su vehículo contra los transeúntes en el puente de Westminster y luego hirió de muerte a un policía, antes de ser abatido por un guardia del Ministerio de Defensa del Reino Unido.