No obstante, la estabilidad mental de las personas que se someten a estos procesos corre el riesgo de verse seriamente afectada, advierte el doctor Michael Robillard, especializado en cuestiones éticas relacionadas con los conflictos bélicos.
"[El aumento de las capacidades] evoca toda una serie de cuestiones éticas acerca de 'mejorar' a las personas en el contexto de una guerra", comentó a Sputnik Robillard, investigador de la Universidad de Oxford.
Respecto a la ampliación de los límites del ser humano, el experto cuestiona si más allá de la perfección física, la psicología del soldado no se ve afectada.
"Si 'mejoramos' a una persona, ¿cómo afectaría eso a su cuerpo o su personalidad? ¿Podría volver a ser él mismo, reintegrarse en la sociedad tras el fin de su movilización?", se pregunta Robillard, que agrega que, actualmente, entre la vida civil y la militar ya existen enormes diferencias que representan un desafío para todos los veteranos.
Al mismo tiempo, los planes para aumentar las capacidades físicas de los soldados no son algo que no se haya visto antes.
Robillard recordó al Ejército de Federico el Grande, rey de Prusia entre 1740 y 1786, que tenía como prioridad capturar las cervecerías, para emborrachar ligeramente a sus soldados y así 'hacerles más valientes'. En Vietnam pudo verse otro ejemplo de esta práctica cuando los pilotos de EEUU consumían metanfetaminas para realizar ataques aéreos sin realizar ningún descanso.
"Pero es importante saber cuál será el 'aumento'. Si hablamos de sustancias neuroquímicas, la fusión con la inteligencia artificial (…), el problema se desarrolla a otro nivel y puede deformar la personalidad o trastornar su desarrollo", opina el científico.
Pero en caso de participar en combates, los supersoldados tendrán una mayor responsabilidad, así que "la formación ética debe acompañar al aumento de las capacidades del ser humano", advirtió Robillar.