Los científicos rusos resolvieron el problema sustituyendo la celulosa, con la que se fabrican las piezas para la toma de muestras, con una sustancia inorgánica porosa que contiene nanopartículas metálicas.
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La composición del absorbente está diseñada para que la sangre se distribuya uniformemente, el grado de absorción sea mínimo y que en el proceso del lavado de las muestras de las respectivas piezas los componentes de la sangre se restablezcan casi por completo en la solución.
Con esta nueva sustancia, las muestras modificadas se secan casi dos veces más rápido, lo que acelera el proceso de preparación de muestras. Otra de las ventajas de la nueva sustancia consiste en que para transportar la sangre no es necesario usar contenedores especiales, basta con un simple sobre de papel. El proceso de transporte se hace más fácil y barato en comparación con el uso de contenedores y vehículos especiales.
En MISiS destacan que el coste de la propia pieza es unas cinco veces menos que el coste de las piezas de celulosa de fabricación industrial que se importan: 40 rublos (unos 0,6 euros) versus 180 rublos (unos 2,8 euros). En caso de que se empiecen a fabricar en masa el precio se reducirá.
Esta revolucionaria tecnología ya está patentada, por lo que ahora los diseñadores decidieron centrar su atención en la medicina veterinaria. En esta área siempre surge la necesidad de llevar a cabo centenas de miles de análisis, mientras que en las granjas ganaderas, especialmente las ubicadas en las regiones lejanas, casi no hay condiciones para eso. Los diseñadores esperan lanzar la fabricación en serie de recipientes para la toma de muestras de sangre hacia finales de 2017, tras finalizar las pruebas y trámites de certificación.