"Este desarrollo es, de hecho, una revolución tecnológica en odontología. El aditivo antibacteriano puede ser utilizado no solo como parte de un empaste, sino también en otros materiales dentales, por ejemplo alargando la vida de los implantes", dice Yakov Karasénkov, el médico jefe de la clínica Rosdent y miembro del proyecto.
Karasénkov y otros científicos liderados por Gueorgui Frolov han estudiado las propiedades de las nanopartículas que constan de óxido de titanio, hierro, zinc y otros metales. Los experimentos han demostrado que estas partículas incluso en concentraciones muy pequeñas pueden matar bacterias actuando como antibióticos o fermentos que el cuerpo produce para destruir gérmenes.
La adición de estas nanopartículas a los materiales dentales resuelve uno de los problemas principales de la odontología: la pérdida de los empastes y la aparición de la caries donde el empaste está en contacto con el tejido del diente.
La adición de nanopartículas, sin embargo, protege los bordes entre los dos tejidos de los microbios para siempre, ya que las nanopartículas no se destruyen junto con los microbios y tampoco producen efectos colaterales que producen los antibióticos reales, como la depresión de la microflora propia del organismo.