"Espectacular, terrorífico, interesante, distinto" son algunos de los adjetivos de los primeros privilegiados que pudieron visitar este jueves la instalación que para poder ser vista precisa de invitación y obliga a realizar una reservación ya saturada y un desplazamiento a un hangar de las afueras de Cannes.
El "experimento" en palabras del propio González Iñárritu, invita al espectador a entrar, descalzo, y en solitario, en una sala cubierta de arena en la que un par de operarios le colocan una mochila y unos lentes de realidad virtual.
Los lentes ubican al espectador entre un grupo de inmigrantes errantes en el desierto que separa México de Estados Unidos que repentinamente son descubiertos por una patrulla fronteriza.
El participante puede moverse por toda la escena, recreada por Iñárritu y su cinefotógrafo mexicano Emmanuel "el chivo" Lubezki, aparentemente sin ser visto. Los choques del espectador con los personajes generan imágenes durante el "viaje", que dura en torno a seis minutos y medio.
Los personajes virtuales fueron recreados de inmigrantes reales de Centroamérica y mexicanos en la instalación, que supone la primera gran experiencia de realidad virtual que exhibe Cannes coincidiendo con el 70 aniversario del certamen más prestigiado a nivel mundial que se cumple en esta edición que comenzó ayer.
Según González Iñárritu, quien regresa a Cannes con esta pieza siete años después de competir con “Biutiful”, la obra ha sido creada en realidad virtual para tener un gran impacto en una sociedad cada vez menos sensible a imágenes sobre dramas como el de los inmigrantes.
"Qué triste que una realidad tan real y tan dolorosa ha tenido que ser interpretada de manera virtual para poder ser relevante", comentó González Iñárritu en entrevista exclusiva con Notimex en Cannes.
"La realidad ya no es suficiente para nosotros. La cantidad de información sobre esas personas ya no nos genera ningún interés. Hubiera podido filmar un corto de diez minutos y nadie hubiera venido, lo hubieran visto diez personas", dijo al explicar la motivación que lo llevó a hacerlo con la nueva técnica.
"Aquí estoy yo, es una pieza mía, una instalación, es una forma que es una expresión personal de una situación mundial y la herramienta tecnológica da la posibilidad, te deja entrar al subconsciente inclusive de los personajes", añadió Iñárritu, quien dijo que "no es un trabajo militante ni político, es humano".
"Es una experimentación. Mi intención era poder jugar con esta tecnología experimental, explorar esa condición humana y poner a la tecnología al servicio de la humanidad", subrayó sobre el montaje que explicó que era "costoso" en términos financieros.
Según el cineasta, la realidad virtual rompe "la gramática del cine" tradicional porque no tiene marco ni secuencias, entre otras diferencias.
Por ello, la experiencia de cada individuo en "Carne y arena" es totalmente distinta, según Iñárritu, y depende de su forma de ser según constató siguiendo a los participantes que ya la han visto.
La instalación, de la que no pueden hacerse fotos ni videos, será vista próximamente en la fundación Prada en Italia, posteriormente en el museo Lacma de Los Angeles, y después viajará a la Ciudad de México.
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Pese a su corta duración, de menos de siete minutos, pero debido a que es una experiencia individual, en Cannes se calcula que "Carne y Arena" podrá ser vista en 11 días de exhibición solamente por alrededor de 700 personas, una tercera parte del principal auditorio del Palacio de Festivales.