El club ciberdeportivo Virtus.pro está compuesto por cuatro conjuntos. El equipo de Dota 2 alcanzó la final del torneo The Kiev Major en abril y se quedó con 500.000 dólares del fondo de premios; el equipo de Counter-Strike: Global Offensive (CS:GO) ganó un total de 700.000 dólares en el período entre noviembre de 2016 hasta febrero de 2017; y el recién creado colectivo de League of Legends venció en la temporada primaveral de la Liga continental de esa especialidad.
En el verano de 2016, Román Dvoriankin terminaba su contrato de marketing con el club de hockey ruso Spartak, cuando le contactó una importante agencia de reclutamiento con el fin de dirigir el club ciberdeportivo Virtus.pro. Hasta entonces Román nunca se había interesado por los ciberdeportes, pero al indagar más profundamente sobre la industria y ver sus crecientes perspectivas no dudó en aceptar.
Al mes y medio de su designación, Román ya se encontraba viajando con el equipo de CS:GO hacia Nueva York.
"Para mí fue un shock la cantidad de personas que se disponían a observar cómo 10 ciberatletas se enfrentan en un videojuego. La capacidad del Barclays Center (un pabellón deportivo en Nueva York) era de 15.000 personas y no había espacios libres. Ahora ya estoy acostumbrado".
Para Román el mundo de los ciberdeportes es mucho más democrático y confortable que el de los deportes convencionales. Los ciberatletas, en su opinión, son personas mucho más humildes, y aunque ganan mucho más de lo que la mayoría de nosotros, no tanto como para llevar una vida de millonarios, ni son admirados fuera de su espacio, por lo que tampoco sufren de complejos de superestrellas.
Román subraya como ejemplo a seguir la política de sus colegas de Riot Games, la compañía que desarrolla el videojuego League of Legends. Su fondo de premios alcanza los 20 millones de dólares, pero, según ellos mismos, su misión no es hacer millonarios a un puñado de vencedores, sino distribuir el dinero de manera más uniforme y apoyar a los jugadores de todo el mundo.
Así, el salario promedio de los ciberatletas profesionales en Virtus.pro ronda los 7.000 dólares, alcanzando los 10.000 para los equipos de Dota 2 y CS:GO. Mientras, los jugadores de menor nivel por toda la región post soviética reciben unas becas de varios cientos de dólares solo de parte de Riot Games. A eso se le suman los premios por las victorias y los contratos de patrocinio de diferentes compañías, que en realidad suponen la mayor parte de las ganancias de los clubs ciberdeportivos.
Sin embargo, al igual que los deportistas convencionales, para alcanzar niveles destacables los ciberatletas tienen que sacrificar su vida cotidiana. Deben estar en constantes viajes para participar en los torneos mundiales y dedicar todo su tiempo libre a ese entrenamiento de modo que alcancen un desempeño perfecto y automático.
Fotos: Abre en Moscú la arena de ciberdeporte más grande de Europa
En Rusia los ciberdeportes ya han superado en popularidad a varios deportes convencionales, como el balonmano, el voleibol u otras disciplinas. Sin embargo, Román no cree que los videojuegos lleguen algún día a acumular tantos espectadores ante la televisión como lo hacen hoy el futbol o el hockey. ¿Quién sabe? Después de todo, en Corea del Sur el videojuego StarCraft desde hace varios años parece haber alcanzado niveles de deporte nacional.