"Alemania debe tomar una decisión; si quiere mejorar sus relaciones con Turquía tiene que cambiar su trayectoria y mirar hacia el Estado turco, y no a los golpistas", dijo Yildirim.
"Sin embargo, la decisión del Gobierno alemán de conceder asilo político a acusados de implicación en la intentona golpista del 15 de julio es un gran paso atrás", agregó.
A finales de enero varias docenas de militares turcos que sirvieron en las bases de la OTAN en Alemania solicitaron asilo afirmando que habían sufrido purgas tras el fallido golpe de Estado y habían tenido que abandonar sus cargos en estas bases.
Turquía vivió la noche del 15 de julio un fallido golpe militar que se saldó con más de 240 muertos y casi 2.200 heridos.
Miles de militares, policías, jueces, funcionarios y profesores fueron suspendidos, detenidos o están siendo investigados.
Las autoridades turcas acusaron al predicador islámico Fethullah Gülen, autoexiliado en EEUU, de haber organizado el amotinamiento.
Gülen rechazó de plano la acusación de estar detrás de la asonada y propuso establecer una comisión internacional para investigarla.