De acuerdo con el experto en política, no solo se trata de un proyecto económico, sino también de un intento de Pekín de unir a los países en un empeño común por lograr el desarrollo y la prosperidad.
Según indica Mirzayán, esto demuestra el grado de tensión entre China y la India en cuanto a cuestiones estratégicas. De acuerdo con el politólogo, EEUU y los países de Asia Sudoriental tratan de hacer que la India se una a sus planes de disuadir a China.
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Por su parte, Pyongyang decidió "mostrar su carácter" y llevó a cabo el lanzamiento de un misil, poniendo a Pekín en una situación incómoda. De este modo, Kim Jong-un trata de demostrar a Xi Jinping su independencia, así como de vengar a Pekín por la presión contra Pyongyang en cuanto a las pruebas de misiles, destaca el experto.
En cuanto a los países de la UE, se negaron a firmar una declaración conjunta con Pekín antes de que cumpla con ciertas normas sociales y ecológicas.
Fotos: El Primer Foro Internacional de la Ruta de la Seda
¿El mundo chino?
Sin embargo, estos problemas no empañaron el triunfo de Pekín. El hecho de que el foro unió a los representantes de más de 100 países, muestra la influencia de China en el escenario mundial. Pero, según advirtió Mirzayán, la mayoría de los participantes "se pusieron en fila" para recibir dinero chino. De acuerdo con el politólogo, los gastos totales de los proyectos de la Nueva Ruta de la Seda podrían alcanzar varios miles de millones de dólares.
Por su parte, el diario británico The Economist subrayó que el líder chino, Xi Jinping, planea romper con la estrategia de Deng Xiaoping, con su legendaria fórmula "estar a la sombra y lograr la fuerza".
No obstante, pese a que tiene una economía muy fuerte, Pekín carece de algunos elementos obligatorios que debe tener una "potencia mundial". Primero, China no cuenta con un modelo de desarrollo ideológicamente atractivo, como la democracia estadounidense o el comunismo soviético. Segundo, no está listo para desempeñar un papel político activo, puesto que trata de no entrar en conflicto con Occidente en cuanto a los problemas de otras regiones, como Siria o Irán. En estos casos, prefiere esconderse detrás de la espalda de Rusia. Tercero, no dispone de un ejército lo bastante poderoso, y es difícil hablar de China como una potencia mundial antes de que iguale sus posibilidades militares, políticas y económicas.
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Sin embargo, las inversiones chinas en los países de Asia Central no constituyen una amenaza para Rusia, puesto que el objetivo general de Pekín es una estabilización de los gobiernos locales a través del desarrollo progresivo económico y social, y esto sí coincide con los intereses de Moscú. Pekín no necesita un conflicto con Rusia, y entiende bien que sin las buenas relaciones con Moscú perderá todos los corredores terrestres seguros a Europa, concluyó el politólogo.