Los generales y almirantes del Pentágono están preocupados por el ambicioso plan de modernización militar de China, asegura la autora.
"Una potencial o futura guerra en el Pacífico Occidental podría implicar el uso de misiles y submarinos chinos capaces de superar al Ejército de EEUU".
Mientras tanto, el Pentágono sigue buscando métodos tradicionales de innovación, trabajando con un grupo limitado de empresas de la industria de defensa cuyo modelo de negocio hunde sus raíces en la contratación pública.
En respuesta al desarrollo de China y al resurgimiento de Rusia como potencias militares, el Gobierno de Obama buscó revolucionar la burocracia del Departamento de Defensa. El Pentágono abrió centros de alcance tecnológico en Silicon Valley, Boston y Austin en 2015 y 2016. Buscaban atraer a empresas emergentes y otras compañías "no tradicionales" del mundo comercial.
Mientras tanto, "China está comprando la tecnología a un ritmo rápido", señala Tim Greeff, empresario tecnológico que ahora es CEO del National Security Technology Accelerator, consorcio sin ánimo de lucro que conecta las agencias gubernamentales con el sector privado.
Es sorprendente que en áreas como la robótica y la inteligencia artificial, las corporaciones multinacionales como Google y Facebook y los compradores gubernamentales de países como China "lleguen allí antes que el Gobierno de Estados Unidos", observa. Aun sin saber específicamente qué es lo que el gigante asiático busca, "es seguro que si obtienen primeros la tecnología, serán primeros en obtener la ventaja".
Los líderes del Departamento de Defensa estadounidense saben qué necesitan los militares para modernizarse y mantenerse por delante de otras potencias, opina la autora. Sin embargo, el sistema de compra del Pentágono es un importante obstáculo, aclara.
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Las tecnológicas que no están establecidas como contratistas federales tienen poca o ninguna motivación para vender productos al Departamento de Defensa, explica Meagan Metzger, fundadora de DCode42, compañía que ayuda a las empresas a comercializar sus productos.
"¿Cuántos inversores o accionistas van a querer esperar años para un contrato del Pentágono cuando puedan vender a China esta semana?", se pregunta.
Una buena noticia para el Pentágono es que no todas las tecnológicas están evitando al Gobierno. Algunos están cansados de desarrollar aplicaciones para móviles y están buscando un desafío más significativo, señala Metzger.
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La autora del artículo subraya que la explotación de los productos de alta tecnología a favor de EEUU podría ayudar al país norteamericano a competir con potencias como Rusia y China.