En un artículo publicado en el sitio web de la cadena Zvezda, el militar explica que este revolucionario proyectil alcanza velocidades de 2,5 kilómetros por segundo —o lo que es lo mismo, 7.400 kilómetros por hora—, lo que lo convierte en un misil sin parangón a nivel mundial.
Hasta hace poco, era imposible aumentar la velocidad máxima de estos proyectiles debido al factor de la temperatura. Así, a una velocidad de 1 kilómetro por segundo —lo que equivale a 3 números Mach— la temperatura del casco exterior del misil aumentaría hasta unos 250ºC —y a temperaturas superiores a 230ºC, el aluminio empieza a perder su solidez, mientras que el combustible entra en ebullición—.
De este modo, para alcanzar niveles hipersónicos, el misil ruso necesitará un combustible de hidrógeno capaz de resistir a las altas temperaturas sin generar problemas técnicos.
En la época de la URSS, los ingenieros del misil H-90 GELA lograron reducir la temperatura del fuselaje modificando la composición del combustible. La solución de los ingenieros soviéticos fue crear un combustible a base de agua y queroseno.
Después de calentarse, esta mezcla entraba en un mini-reactor, donde tenía lugar una reacción química, como resultado de la cual se obtenía combustible de hidrógeno, además del enfriamiento simultáneo del misil.
En cuanto a la nube de plasma, que aparece cuando un objeto alcanza una velocidad de entre 4 y 5 números Mach y es capaz de destruir las antenas del misil, también tiene ventajas, puesto que puede cambiar la ruta del proyectil y servirle de 'capa de invisibilidad'.
Cinco años después, de ensayos y de mejoras, anunciaron la creación de la nueva arma hipersónica y señalaron que podría entrar en servicio de las Fuerzas Armadas de Rusia en este mismo 2017.
En lo que respecta a las características del misil, según Timoshenko, tendrá un alcance de unos 500 kilómetros y alcanzará velocidades de 2,5 kilómetros por segundo, lo que lo convierte en un arma que no tiene análogos en EEUU o China.
"Hay que entender que con las velocidades de este misil, ocho o diez veces superiores a la velocidad del sonido, no puede ser derribado por ningún sistema de defensa antiaérea existente", subraya el experto.
De este modo, los sistemas de defensa antimisiles estadounidenses Aegis no podrán alcanzar a ningún proyectil Tsirkon, dado que solo para reaccionar, los complejos de EEUU necesitan entre 8 y 10 segundos, mientras que durante este periodo de tiempo, el misil ruso puede recorrer 25 km.
"Misiles interceptores terrestres tampoco lograrán alcanzar al Tsirkon. Solo podrían funcionar en caso de colisión directa", añade Timoshenko.
Según sus estimaciones, el crucero de misiles pesado Almirante Najímov —que volverá a entrar en servicio de la Armada rusa en 2018— podría convertirse en la primera nave equipada con estos misiles avanzados, capaces de hundir un portaviones. Además, otro crucero nuclear, el Piotr Veliki, también podría ser equipado con los Tsirkon después de 2022. Cada buque dispone de 20 lanzadoras de misiles Granit, que a su vez pueden portar 3 ojivas cada una. Por consiguiente, la Armada rusa podría atacar los sistemas DAM enemigos con 60 misiles a la vez.
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"Se acerca la era hipersónica. Las tecnologías del enemigo cambian las leyes fundamentales de la guerra", declaró el congresista estadounidense Trent Franks, citado por Timoshenko.
Según él, Franks está en lo cierto, puesto que los misiles Tsirkon harán inútiles los sistemas de defensa antiaérea de EEUU para los próximos 30 años.