El glioma se origina en las células gliales, que rodean a las neuronas del cerebro y son las principales responsables de la función nerviosa. Actualmente, no hay tratamiento contra esta enfermedad, que suele diagnosticarse a mediana edad.
"Nuestra investigación plantea preguntas que, una vez contestadas, conducirán a un mejor conocimiento de los mecanismos involucrados en el desarrollo del glioma", indicó Schwartzbaum.
El reciente estudio incluye datos de otros dos, llevados a cabo en Suecia y Austria durante los últimos 15 años y en los que participaron 797.945 personas, de las cuales solo 812 padecían glioma. Los científicos evaluaron los niveles de azúcar en sangre y la presencia de diabetes, así como la relación de estos factores con el tumor cerebral.
La científica detalló que esto se debe a la alteración en el funcionamiento de la insulina —que no solo regula el nivel de azúcar en sangre, sino también es un catalizador de crecimiento celular—. Por eso, la menor cantidad de insulina es capaz de frenar el crecimiento del tumor e incluso facilitar la respuesta inmune de una persona al glioma.
Sin embargo, una vez que el tumor ha 'arraigado' en el cerebro, empieza a consumir muchos más nutrientes y oxígeno, lo que deriva en un aumento de niveles de azúcar en la sangre de las personas enfermas. Además de esto, las células cancerígenas tienden a requerir más glucosa. Esto se conoce como 'efecto Warburg'.
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Además de esto, la investigación mostró que los altos niveles de azúcar en sangre también reducen el riesgo de padecer tumores cerebrales no cancerosos, denominados meningiomas.
Los expertos reconocieron que aún se necesitan más investigaciones para determinar si la relación entre los niveles de glucosa en sangre y los tumores cerebrales puede ser modificada para desarrollar un tratamiento más eficaz del glioma.