Los resultados arrojaron que las mujeres que seguían una dieta mediterránea tenían un riesgo 40% más bajo de padecer cáncer de mama posmenopáusico que aquellas que no.
La dieta mediterránea es rica en aceite de oliva virgen, verduras, frutas, legumbres y hortalizas crudas. A pesar de que tradicionalmente se asocia también con el vino tinto y el consumo del alcohol está vinculado con el cáncer, los científicos excluyeron este bebida del estudio.
La especialista también subrayó que los componentes de la dieta como las grasas monoinsaturadas tienen un impacto positivo en la disminución de la incidencia del cáncer de mama.
"Este estudio contribuye a la prevención de las formas de cáncer de mama más agresivas", concluyó la investigadora. En total, más de 250.000 mujeres estadounidenses son diagnosticadas con cáncer de mama cada año, por lo que "los estudios de prevención son de mucha importancia".
Además de este impacto, la dieta mediterránea también ofrece un efecto protector al sistema cardiovascular y reduce hasta en un 30% el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca.