Estas representan una amenaza directa incluso para Rusia porque provocan el aumento de la presencia estadounidense en la región, la que Washington justifica con la necesidad de proteger a sus aliados, explicó.
Añadió que no hay una solución militar al problema militar norcoreano, solo podría haber una solución político-diplomática.
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"Tanto nosotros como los chinos comprendemos que la estrategia de intimidación que utiliza Trump [contra Corea del Norte] está abocada al fracaso y no funcionará", considera Denísov.
Las amenazas militares a los norcoreanos no tienen éxito, más bien al contrario les provocan y enojan. Además, estas amenazas se convierten en una justificación perfecta para sus acciones. Según cálculos recientes, desde el inicio de la Administración Trump la parte norcoreana ha realizado nueve lanzamientos de misiles, durante todo el periodo de Obama hubo muchos menos, afirma el diplomático ruso.
"El presidente estadounidense casi cruzó el límite cuando empezó a intimidar a Pyongyang, pero, gracias a Dios, se detuvo. Tal vez sea un loco, pero no un suicida. Espero que Kim Jong-un tampoco lo sea", declaró.
El embajador señaló que ni Rusia ni China tienen planes de derrocar el régimen norcoreano, y este es uno de los principios de las relaciones de ambos países con Pyongyang.
Según Denísov, tanto la parte rusa como la china apoyan las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que imponen las sanciones contra Corea del Norte. Agregó que estas medidas son bastante exitosas.
Recordó que hubo informes de que Pekín detuvo las importaciones de carbón norcoreano así que Pyongyang perdió un monto considerable de dinero.
"La jefatura norcoreana se enfureció por esta decisión. Según varios informes Pyongyang ya ha comenzado a racionar las ventas de combustible. Es posible que el país juche se prepare para nuevas sanciones", concluyó.