"En 2014, la Fundación de Investigaciones Avanzadas planteó crear una tecnología nacional de fabricación y uso de polímeros termoplásticos para la impresión 3D. Esta industria básicamente no existía en el país", afirmó a Sputnik Svetlana Jashírova, doctora en química y directora del laboratorio encargado del proyecto.
Dentro de esta clase de sustancias, se destacan los llamados polímeros 'superconstructivos', termoplásticos con una resistencia enorme contra todo tipo de influencias, tanto mecánicas como térmicas: soportan temperaturas de hasta 500 °C o superior, son resistentes al frío Ártico, a la radiación y puede ser utilizado en el espacio exterior.
En ciertos aspectos, pueden incluso superar los metales al tener un peso dos veces menor.
"Desde el inicio tuvimos en cuenta el uso de estos materiales para la impresión 3D. No adaptábamos los materiales existentes para un nuevo uso, sino creamos un nuevo material para la impresión", subrayó Jashírova.
El laboratorio alcanzó todos los objetivos propuestos, sostuvo la investigadora.
"Nuestro método es rápido, implica más material por cada ciclo de producción, garantiza la pureza de la sustancia. Es económico y puede ser producido a gran escala", aseveró.

Jashírova destacó el potencial industrial de esta clase de materiales.
"Se trata de la creación de prótesis individualizadas, el fuselaje de los drones, exoesqueletos, partes de robots o incluso partes de los trajes espaciales", precisó la doctora rusa al agregar que los polímeros "encontrarán su uso en una variedad de industrias, desde la aeronáutica y cosmonáutica, hasta la fabricación de maquinaria".
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Además del material —o, más bien, de una familia de materiales—, el laboratorio se encuentra diseñando su propia impresora 3D.
Mientras se encuentra el equipo en desarrollo, "es totalmente posible usar el material como cualquier otro en las fábricas existentes", subrayó la investigadora.
En tres años, Rusia desarrolló su propia y prometedora industria, aunque tampoco ha sido creada desde cero. El laboratorio se encuentra en la Universidad Estatal de Kabardino-Balkaria, la cuna de la industria soviética y rusa de la ciencia de los materiales. Todo el equipo, incluida la propia Svetlana, son egresados de esta universidad.