"La causa principal de la actual crisis política en la República de Macedonia es una flagrante interferencia en los asuntos internos de este país. La voluntad de los ciudadanos es objeto de burdas manipulaciones que buscan apartar del poder al gobierno legítimo", señala una declaración publicada en el sitio web de la Cancillería.
El comunicado subraya que "es necesario cesar cualquier presión externa y permitir que las fuerzas políticas responsables de la República de Macedonia determinen por su cuenta el futuro desarrollo del país".
Los enfrentamientos del 27 de abril con la policía se saldaron con al menos cien heridos.
El Ministerio de Exteriores ruso repara en que los cargos públicos de la Unión Europea y Estados Unidos se apresuraron a felicitar al nuevo líder parlamentario, que en el pasado fue un jefe militar del llamado Ejército Albanés de Liberación Nacional (UCK).
"Esa reacción instantánea y coordinada es, sin duda, un testimonio de algo que se había planeado con antelación y con el consentimiento tácito de 'supervisores externos' de la oposición macedonia", consta en la declaración.
La iniciativa se topó con la oposición de la alianza conservadora VMRO-DPMNE que ganó las elecciones y que lleva en el poder más de 20 años.
El presidente del país, Gjorge Ivanov, se negó a otorgar mandato al líder de los socialdemócratas, Zoran Zaev, para que formara gobierno alegando que el gabinete propuesto amenazaba la integridad y la independencia del país.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 22 апреля 2017 г.
La situación en Skopje se desarrolla en el contexto de los llamamientos de varios políticos de Albania a crear una "Gran Albania".
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El primer ministro albanés Edi Rama hace poco declaró su disposición a "unir a los albaneses de los Balcanes en un solo Estado".