El lunes pasado, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que no descarta realizar un referendo sobre la entrada de país otomano en la UE.
"La Unión Europea debe frenar las negociaciones sobre el ingreso de Turquía, no suspenderlas, no tomar una pausa, sino frenar", dijo Herrmann en una entrevista con Bild am Sonntag.
El presidente turco ya había anunciado en marzo la intención de celebrar un referendo sobre la entrada en la UE, en medio de las tensiones en las relaciones bilaterales después de que Alemania y Países Bajos bloquearan intervenciones de ministros turcos en su territorio de cara al referendo constitucional del 16 de abril.
El plebiscito del pasado domingo culminó con un sí ajustado (un 51 por ciento) a la reforma de la Carta Magna que convertirá a Turquía en una república presidencialista.
Los cambios eliminan el cargo de primer ministro y otorgan amplios poderes ejecutivos al presidente de la nación que podrá promulgar decretos con fuerza de ley, declarar el estado de excepción, designar vicepresidentes, ministros y otros altos cargos del Gobierno y no estará obligado a suspender la filiación política como ahora.
La oposición exigió anular los resultados del referendo, alegando la decisión de la autoridad electoral de dar por válidos votos y sobres no sellados y denunciando numerosas irregularidades, sin embargo, el Consejo Electoral Supremo declinó la apelación.
El tratado de asociación entre Turquía y la entonces Comunidad Económica Europea fue firmado en 1963.
En 1987, Ankara solicitó la entrada en la UE. Las conversaciones al respecto comenzaron solo dos décadas más tarde, en 2005, y desde entonces fueron suspendidas en varias ocasiones debido a diversas discrepancias.
Los diálogos recuperaron impulso en 2016, después de que la UE y Turquía pactaran un acuerdo encaminado a frenar el flujo de migrantes y refugiados al Viejo Continente.