Los expertos hicieron acopio de datos durante muchos años y sus conclusiones están lejos de ser positivas.
En este supuesto, las ondas sísmicas y las de choque se extenderían por centenares de kilómetros, mientras que la energía emitida a la atmósfera provocaría incendios en una vasta porción de terreno. El modelo que ha servido de marco para los análisis indica que el diámetro de la zona afectada rondaría los 400 kilómetros.
Asimismo, los investigadores pronostican que una nube de polvo de unos 800 kilómetros de radio cubriría la zona del impacto pasados 10 minutos.
En general, la supuesta caída representaría una catástrofe regional que, paralelamente, causaría estragos en varias decenas de países. Sin embargo, el cataclismo podría producirse solo una vez en 1.000 millones de años, concluyen los científicos.