El remedio ahoga a las bacterias y las priva de alimentación, según un informe publicado por la revista Canadian Journal of Physiology and Pharmacology.
"En los últimos ocho años han sido creados y aprobados solo dos nuevos antibióticos, ya que la mayoría de ellos funciona contra las mismas partes de los microbios que van cambiando con el desarrollo de la inmunidad de las bacterias. Nosotros no solo hemos hallado un nuevo 'blanco' para los antibióticos, sino que también hemos creado un remedio que ataca las bacterias y, al mismo tiempo, no afecta a las células humanas", relata Grant Pierce, de la Universidad de Manitoba, en Winnipeg (Canadá).
En los últimos años, los médicos se enfrentan cada vez más al problema de la aparición de las así llamadas 'superbacterias', que no son sino microbios resistentes a uno o varios antibióticos.
El problema se agrava a causa de que los microbios desarrollan muy a menudo la inmunidad hacia los antibióticos no uno a uno, sino 'de forma colectiva', intercambiándose por los códigos encontrados.
En julio de 2015, los médicos descubrieron que las bacterias halladas en las aguas negras de la capital de la India, Nueva Delhi, elaboraron una defensa contra los llamados carbapenemas —'antibióticos de la última esperanza'-. Y, paralelamente, los microbios empezaron a intercambiarse los genes para producir el 'antídoto'.
Según Pierce, esto obliga a los investigadores a buscar métodos no tradicionales para combatir a las bacterias y, en vez de usar antibióticos naturales o semisintéticos, crearlos desde cero.
Es un proceso muy costoso, largo y complicado. Por eso, hoy día, los médicos constatan que prácticamente la humanidad ha perdido la 'guerra' contra las 'superbacterias'.
Pierce y sus colegas trataron de entender cómo se podía destruir tales microbios. De ahí que examinaran la estructura de sus paredes celulares y marcaran sobre ella los elementos que no están presentes en las células humanas y que pueden utilizarse para aplastar la vitalidad o eliminar a las bacterias.
Los especialistas se fijaron también en la proteína NQR, cuyas moléculas se encuentran en las paredes celulares de algunos microbios y participan en el transporte de los iones desde fuera hacia dentro y viceversa. Según indicaron las primeras pruebas realizadas sobre los microbios, el bloqueo de esa proteína los 'sofoca'.
Este hecho sucede porque pierden la capacidad de intercambiar los iones de sodio con el ambiente exterior y no pueden usarlos para convertir los nutrientes en una universal 'moneda' energética de una célula, la molécula ATP (Adenosín trifosfato).
Después de haber probado con éxito el efecto de ese antibiótico en las clamidias, los expertos trataron de destruir con la misma técnica las colonias de cepas invulnerables de Pseudomonas aeruginosa y el gonococo.
Y la idea funcionó. Incluso un número muy pequeño de los nuevos antibióticos detenía la reproducción y eliminaba las colonias de estas bacterias. Además, de acuerdo con las pruebas preliminares de los investigadores canadienses, tenían un efecto análogo sobre el Vibrio cholerae —que provoca el cólera-.
Pável Dibrov, de la Universidad de Manitoba, señala que, actualmente, el equipo de Pierce está trabajando sobre la molécula PEG-2S para luchar contra dos decenas de otros microbios patógenos que usan la misma proteína para extraer la energía de los nutrientes.