"Los ataques se deben al cambio de rutina en una de las cárceles del Estado, que antes dejaba a los presos en el patio y ahora les obliga a permanecer internados en las celdas", explicaron al portal de noticias G1 fuentes del área de seguridad de Ceará.
Los ataques se prolongaron a lo largo de la noche y la madrugada de este jueves; al menos dos autobuses más fueron incendiados en los barrios de Vila Velha y Mucuripe, según la prensa local.
Además un banco y dos comisarías de policía recibieron ráfagas de tiros en la ciudad de Maracanaú y en la propia ciudad de Fortaleza.
Según la Policía Militar fueron detenidas seis personas que presuntamente participaron en los actos de vandalismo, aunque por el momento no hay una confirmación oficial de que se trate de un chantaje del narcotráfico.
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Este tipo de acciones, represalias que surgen por orden de los líderes del narcotráfico encarcelados, son relativamente comunes en ciudades del norte y noreste de Brasil; según los expertos en seguridad son consecuencia de las deficiencias del sistema penitenciario, saturado y fuera de control.