"Las palabras de Temer son una confesión y una prueba de que Cunha abrió el proceso por venganza", aseguró el abogado defensor de Rousseff, José Eduardo Cardozo, a medios como el portal de noticias UOL.
Pocas horas después, Cunha anunció que sacaría adelante el proceso de destitución política de Rousseff que hasta entonces esperaba en un cajón, lo que se interpretó como una venganza personal.
Esta versión de los hechos fue confirmada indirectamente por Temer en una entrevista con el canal de televisión Band el pasado sábado.
El presidente explicó que entonces Cunha le dijo que archivaría todas las peticiones de 'impeachment' de la presidenta porque le habían prometido los tres votos del PT que necesitaba para salvarse del Consejo de Ética.
"Al día siguiente veo en las noticias que el presidente del PT y los tres miembros del partido votarían contra (Cunha, en el Consejo de Ética); después Cunha me llamó y me dijo: 'todo aquello que te dije ya no vale, voy a llamar a la prensa y voy a iniciar el proceso de destitución'", explicó Temer.
El presidente pronunció estas palabras, según dijo en la entrevista, para demostrar que él no tuvo nada que ver con la caída de la presidenta y que no estuvo maniobrando en la sombra, descargando toda la responsabilidad en Cunha, que a día de hoy está preso por corrupción.
La votación que abrió el proceso de 'impeachment' contra Rousseff en la Cámara de Diputados —justo se cumple un año— se produjo bajo el argumento de que la presidenta había cometido un delito de responsabilidad al maquillar las cuentas públicas para esconder el déficit.
Sin embargo, en el entorno de la presidenta y la izquierda brasileña en general siempre se consideró que el argumento de las maniobras fiscales era una excusa para armar un "golpe encubierto".