Para subir, la cápsula será impulsada por una fuerza equivalente a tres veces la de la gravedad. Durante unos cinco minutos podrán experimentar allí la ausencia de gravedad. Luego, al regresar, el artefacto será sometido a una fuerza de 5 veces la gravedad. La nave finalmente aterriza sobre las planicies de Texas a una velocidad de 5 kilómetros por hora.
La cápsula que llevará a los seis pasajeros tiene alrededor de tres metros y medio de diámetro y, de acuerdo a la empresa, tendrá las ventanas más grandes para ver el espacio con un tercio del área del domo.
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"Si logramos un acceso al espacio de bajo costo, entonces los emprendedores se liberarán. Verán creatividad, dinamismo. Verán las mismas cosas en el espacio que he visto en internet en los últimos 20 años", dijo el fundador de Amazon al NYT.
"La reutilización es la clave para que millones de personas vivan y trabajen en el espacio", agregó.
Para financiar esta apuesta, el dueño de Amazon venderá unos 1.000 millones de dólares de acciones del gigante del comercio electrónico, anunció el propietario en el 33º Simposio Espacial en Colorado.
En 2015, esta última compañía dio un gran salto al lanzar al espacio New Shepard, un cohete propulsor, con prometedores resultados en las instancias de prueba no tripuladas. El NYT lo describe como "un modesto comienzo para las ambiciones de Bezos" de liderar la industria del turismo espacial.
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Todavía no se conoce la suma que los futuros viajeros espaciales deberán desembolsar para el viaje, pero consultado por el NYT Bezos estimó que "los precios bajarán cuando los vuelos espaciales se vuelvan comunes".
Y aunque se espera que en 2018 los interesados ya puedan viajar, el fundador de Amazon se mostró muy cauto: "Es un error apurarse para cumplir con una fecha límite cuando se habla de un vehículo volador, en especial cuando irán personas en él", dijo.