"El proceso debería terminar rápido para evitar riesgos políticos y sociales latentes (…) en el futuro las elecciones de 2014 se conocerán como las más largas de la historia brasileña", dijo al abrir el juicio el magistrado Herman Benjamin, relator del caso.

Su candidato, Aécio Neves, quien fue derrotado con 48% de los votos frente a 51% de Rousseff y Temer, argumentó que hubo irregularidades en las cuentas de la campaña conjunta de PT y PMDB.
Entre las principales acusaciones están gastos por encima de lo declarado, falta de comprobante de esos gatos y sobre todo, que la candidatura se benefició de dinero irregular procedente de la trama corrupta de la estatal petrolera Petrobras.
Por el momento esas acusaciones no fueron probadas y, de hecho, poco después de las elecciones de 2014 el TSE aprobó las cuentas de Rousseff y Temer.

La situación causa ahora cierta incomodidad tanto en el Gobierno de Temer como en el PSDB, que cuenta con cuatro carteras en el actual Ejecutivo: Gobierno, Relaciones Exteriores, Derechos Humanos y Ciudades.
Los abogados del PSDB —acusadores— intentan ahora exculpar a Temer y separarle de la gestión de Rousseff, aunque el TSE valorará las presuntas irregularidades de forma conjunta, ya que ambos se presentaron juntos a las elecciones.
Importantes líderes del PSDB, como el expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), se manifestaron recientemente contra la casación del mandato de Temer.
"Ya tenemos muchas dificultades hoy; ¿el Congreso va a tener que elegir a una persona para que sea presidente durante un año? Es más confusión", afirmó este lunes el exmandatario en una entrevista con la radio CBN.
Por el momento, el TSE tenía un plazo inicial de dos días para juzgar, aunque posiblemente se alargará a cinco días por peticiones de las defensas tanto de Temer como de Rousseff, que quieren más tiempo para presentar alegatos.

Si finalmente el TSE decide anular la candidatura de Rousseff y Temer en las elecciones de 2014 el Congreso Nacional deberá elegir un nuevo presidente, que estaría en el poder hasta el 1 de enero de 2019, cuando tomaría posesión el nuevo presidente salido de las elecciones de 2018.
Si por el contrario el TSE no condena la candidatura —la tesis más probable, según la mayoría de analistas— Temer continuará su mandato de forma normal hasta las elecciones presidenciales, que se celebrarán en el último trimestre de 2018.