El estudio, publicado en la revista científica Nature Geoscience, muestra que los gránulos no silíceos de Titán se cargan de electricidad cuando chocan entre sí, en un proceso de fricción denominado saltación. Estas arenas podrían mantenerse cargadas durante días o meses y hacerse más resistentes a los movimientos causados por los vientos.
"Estas fuerzas electroestáticas aumentan los umbrales de fricción. Esto provoca que los granos sean tan pegajosos y cohesivos que solo los vientos fuertes son capaces de moverlos. Los vientos preponderantes no son lo suficientemente potentes como para dar forma a las dunas", explicó Josh Méndez, el autor principal del estudio.
El naftaleno y el bifenilo son compuestos químicos que contienen tóxicos, carbono e hidrógeno y podrían existir sobre la superficie de Titán. Además, se cree que el satélite más grande de Saturno tiene una atmósfera compuesta en un 98% por nitrógeno.
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El equipo de expertos midió las propiedades eléctricas de cada grano a medida que iban cayendo fuera del tubo. Así, observaron que todas las partículas resultaron bien cargadas y, entre un 2% y un 5% de los granos, se quedaron adheridos al interior del tubo, como pegados.
No obstante, cuando los investigadores repitieron el mismo experimento con las arenas y cenizas volcánicas en condiciones parecidas a las de la Tierra, no observaron un comportamiento semejante de los granos.
Estos hallazgos podrían arrojar luz sobre un extraño fenómeno que ocurre en Titán. Los astrónomos han observado que las dunas de arena de casi 91 metros de altura parecen formarse frente a los vientos preponderantes, que soplan de este u oeste a través de la superficie de la mayor luna de Saturno.