Según Uzgel, es difícil encontrar un país que tenga tantos problemas en las relaciones con sus vecinos y aliados como Turquía. El experto detalló dos causas de este fenómeno.
Una de ellas se explica con fallas en los cálculos políticos, la otra se debe a los problemas estructurales.
"Esto quiere decir que existen crisis que surgen por la política errónea del gobierno del país, mientras también hay conflictos creados de manera artificial y conflictos encaminados mayormente [para influir sobre] el interior del país", manifestó.
Como ejemplo del último, Uzgel menciona las relaciones entre Turquía y Países Bajos, Alemania y Austria. El experto agrega que es importante distinguir entre estos tipos de crisis.
En el marco de las preparaciones para un plebiscito en Turquía —referéndum constitucional que aumentará los poderes del presidente del país— el partido gobernante —Partido de la Justicia y el Desarrollo— no consiguió crear una imagen de un enemigo dentro del país.
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Esto se debe al hecho de que el mayor partido opositor —Partido Republicano del Pueblo— no mostrara una reacción dura al referéndum constitucional, aunque esto es precisamente lo que quiso ver el partido gobernante, explica el analista.
Uzgel subrayó que Ankara tiene relaciones difíciles con muchos países. Los lazos con Israel y Egipto están lejos de ser buenos, menos aún se puede hablar que un progreso en las relaciones con Siria, indicó. Lo mismo atañe a países como Irán e Irak y, recordó, a menudo reaparecen problemas con Grecia y Bulgaria.
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Entretanto Turquía paulatinamente deja de ser un país cuyas acciones son predecibles, dice, y esta situación tampoco puede durar mucho tiempo ya que no es posible estar en conflicto con muchos países, reitera el entrevistado.
"El déficit de la balanza de pagos de Turquía es muy alto así que existe una necesidad de aumentar el comercio y las inversiones. En estas condiciones, Turquía tendría que solucionar problemas existentes en el campo de la seguridad así como pasar a una política exterior equilibrada y tranquila", observó Uzgel.
Esta situación política puede tener una influencia negativa sobre el turismo, las inversiones y el comercio internacional del país otomano, y entonces las consecuencias serán difíciles de arreglar, se añade.
"No se puede excluir que Turquía se convierta en un país paria. Espero que esto no suceda. La frase 'país paria' atañe más a los países y regímenes no integrados en el sistema de países occidentales", manifestó Uzgel.
El experto señala que Ankara a día de hoy sigue siendo parte del 'sistema occidental': no ha abandonado el Consejo de Europa y sigue siendo miembro de la OTAN.
Si Turquía sale del Consejo de Europa después del referéndum, como lo prometió Erdogan en sus recientes declaraciones, la comunidad internacional sí puede comenzar a percibir a Ankara como un paria y esto va a tener implicaciones económicas exclusivamente negativas para el país otomano, concluyó.