La delegación de Iztapalapa tiene casi dos millones de personas y es una de las más pobres de la ciudad de México, con más de 20 millones de habitantes. Diariamente camiones cisterna realizan cerca de mil viajes para abastecer a las 69 colonias de esa delegación que sufren escasez crónica. Según una serie de reportajes publicados por The New York Times, la ciudad se está hundiendo como consecuencia de la escasez ya que las perforaciones han debilitado los lechos de arcilla.
La doctrina de "Dominación de Espectro Completo" del Pentágono, coloca en un mismo nivel la competencia global por el petróleo que por el agua, según el analista Pepe Escobar, lo que desafía el sentido común que destaca al petróleo en un lugar excluyente desde el punto de vista de su importancia geopolítica.
Los habitantes de Iztapalapa deben gastar casi el 10% de sus ingresos en el consumo de agua, lo que desestabiliza sus frágiles economías, ante un Estado que no acierta a encarar los problemas de la mayoría pobre de la población.
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La lucha por apropiarse del agua, ya sea a través de las privatizaciones o por la sobre-utilización del recurso como sucede con el fracking, viene provocando agudos conflictos en América Latina: desde la "guerra del agua" en Cochabamba (Bolivia) en abril de 2000, hasta el reciente referendo en Cajamarca (Colombia), donde la mayoría de la población se pronunció el domingo 26 contra el megaproyecto de la multinacional Anglo Gold Ashanti de La Colosa. El principal argumento de campesinos y ambientalistas fue la defensa del agua para la agricultura.
La fecha que nadie quiere conocer: el día en el que el mundo se quedará sin agua https://t.co/10dMx4qoYX pic.twitter.com/8U54lvwcw8
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 19 декабря 2016 г.
Estados como California y ciudades como México y São Paulo, son laboratorios clave a la hora de observar cómo se posicionan los diferentes actores estatales y empresariales ante la escasez de agua. Así como en la capital mexicana predomina la desidia, en la brasileña las fuerzas armadas decidieron militarizar la distribución y las infraestructuras del agua.
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Toda el área del complejo de la empresa "es considerada estratégica y la acción forma parte de las actividades militares preventivas para la preservación del orden público y protección de las personas y del patrimonio". El Comando Militar organizó debates destinados a un público de oficiales, soldados y "profesores universitarios simpatizantes de los militares", para trazar un panorama técnico, político y social sobre la crisis hídrica que vivía la región en ese momento.
El director de SABESP, Paulo Massato, fue muy claro al considerar las consecuencias sociales de un colapso hídrico: "Será el terror. No habrá alimentación ni energía eléctrica. Será un escenario de fin del mundo. Son millones de personas y estallará el caos social. No será sólo un problema de desabastecimiento de agua. Será mucho más serio que eso".
Durante la sequía de 2015, cuando los reservorios de agua de São Paulo estaban apenas al 5% de su capacidad, la policía militar escoltaba los camiones cisterna en algunos puntos de la ciudad, sobre todo en la periferia, porque en los barrios populares los atacaban para saquear el agua.
Los pueblos parecen estar siendo víctimas de dos pinzas: las empresas multinacionales que se están apropiando de las fuentes de agua, por un lado, y las fuerzas armadas que trabajan codo a codo con esas grandes empresas para asegurar que no les falte el recurso hídrico. Un panorama tan poco alentador como insensato.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK