Según la especialista, la agricultura se lleva un 80% del agua que se extrae. Los cultivos requieren más volumen del que consumen efectivamente, por la evaporación y el lavado de sales en los suelos. Aunque las técnicas de producción se vuelvan más eficientes, por estas características, siempre demandará más agua que la industria, hecho que aumenta la brecha entre las naciones más desarrolladas y aquellas en vías de desarrollo.
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"Los países en vías de desarrollo, que basan su desarrollo económico en la agricultura, sufren mucho esa dualidad. Además de gastar más agua, están poniéndola donde es menos productiva económicamente. Habría que hacer una reflexión sobre el modelo de desarrollo, no solo basado la agricultura, y optar por otro tipo de bienes donde el agua vaya a ser utilizada más eficientemente", dijo la especialista.
"Falta ver el agua desde un punto de vista estratégico, de cómo emplearla en el modelo de desarrollo del país. El problema es más complejo: la agricultura está vinculada con problemas de agroquímicos y otro tipo de contaminaciones. El uso del agua siempre va a estar asociado con problemas de contaminación, que de una manera u otra cuando de alguna manera tienes que controlar", comentó Jiménez Cisneros, ex vicepresidenta de ONU-Agua.
Sin embargo, mediante el ciclo hidrológico el agua "tiene la capacidad de renovar su calidad y de utilizarse varias veces". Para que esto suceda tiene que darse un uso ordenado: primero en las ciudades, luego en la agricultura y finalmente en la industria. Hasta el momento, no existe de manera sistemática una planificación, como sí existe en el caso del petróleo y los minerales.
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"Es un punto que habría que ver, no solo para saber cómo usarla mejor sino también cómo reutilizarla mucho más y de una manera eficiente, sin que tenga efectos colaterales. Tecnológicamente tenemos los medios para tratar el agua en cualquier nivel. Obviamente va a tener diferentes costos, la estrategia es ver cómo podemos utilizarla varias veces al menor costo", indicó la entrevistada.
América Latina enfrenta varios desafíos: por un lado, hay sectores con abundancia de agua y otros con climas áridos o semiáridos donde el agua escasea. No solo afecta la cantidad, sino también la calidad del líquido vital. Los agroquímicos, la minería y otras actividades económicas impactan de manera negativa. Además, la alta urbanización de la región (82%) plantea un reto para acercar el agua a todos los habitantes que viven en ciudades.