Primero, el experto detalló por qué es crucial fortalecer las bases aéreas. Stillion explicó que las aeronaves militares que se almacenan abiertamente en las pistas de las bases aéreas corren un alto riesgo de quedar destruidas por los proyectiles enemigos ante un 'ataque sorpresa', lo que automáticamente significa perder la ventaja estratégica frente al adversario.
El entrevistado recordó que la necesidad de construir refugios antiaéreos para aeronaves surgió hace mucho tiempo. En su mayoría, estos hangares tienen forma de arco con puertas de hormigón o de acero. Sin embargo, hoy en día, se asume que este tipo de construcciones no es capaz de proteger aeronaves de un ataque directo efectuado por un arma de alta precisión, como las que posee Pekín.
Esto quiere decir que ciertas partes de la base aérea deben ser invulnerables en caso de una ofensiva contra ella. En particular, se trata del robustecimiento de los almacenes de combustible, centros de mando y sistemas de distribución.
Además, es posible construir hangares especiales para aviones cuyo tamaño es mayor de los que se usan para los cazas, pero obviamente van a ser muy costosos, agregó Stillion.
Asimismo, la distancia entre la base y el punto de lanzamiento de un misil enemigo desempeña un papel importante en su defensa, prosiguió el alto representante del Centro de Evaluaciones Estratégicas y Presupuestarias (CSBA) estadounidense. Cuanto más lejos está la base del alcance del misil enemigo, muchas menos posibilidades tendrá de ser atacada, incluso no estando del todo bien protegida.
No obstante, incluso si Pekín o Washington deciden comenzar a fortalecer sus bases con hangares especiales y equipo defensivo, esto no causará turbulencias en la estabilidad en la región, puesto que, en este caso, solo se trata del uso de armas de defensa, enfatizó Stillion.