Durante esas fechas, visitaron el sitio excombatientes, civiles, atletas e integrantes de la Comisión Provincial por la Memoria, representada en esta ocasión por personalidades como el Premio Nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel y la referente de Madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas.

Para Juan Terranova, quien estuvo en Malvinas como turista, aunque es escritor y periodista especialista en Atlántico Sur, la visita de los argentinos a las islas es un "tema delicado".
"Noté que era bienvenido que hablara en inglés. Había algunos resquemores si uno lo hacía en español. El momento más complicado del viaje fue en el aeropuerto, ya de regreso, cuando nos revisaban las valijas y una mujer le exigió un grupo de argentinos que hablaran en inglés, como si fuera una obligación", recordó.
Sin embargo aseguró que no todos los isleños se expresaban de la misma manera. "Hay radicales pero no son la mayoría. Conocí a muchos isleños sin malas intenciones. Pero es cierto, todavía quedan quienes siguen recordando la guerra e insistiendo en que los argentinos son malvados. Algo ridículo", explicó.
Las calles de Puerto Argentino fueron escenario de esta contienda. "Algunos locales habían colgado mensajes donde decían que mientras nosotros siguieramos reclamando soberanía sobre ‘sus islas' ellos no iban a dialogar, y que no éramos bienvenidos. Había una casa con un cartel con el símbolo de 'Fuck You Argentina' y otro que decía 'Out Argentina'. Era chocante encontrarse con eso", indicó Morello.

El periodista de la localidad bonaerense cubrió el 'Desafío Atlántico Sur', una competencia de natación celebrada el 15 de marzo. Allí participaron 49 los deportistas con la intención de llevar un mensaje de paz.
"Antes de la carrera las autoridades de las islas dijeron estar abiertos a recibirlos, pero una vez que arribaron comenzaron la excusas. Les informaron que uno de los requisitos para que se realizarla era tener un barco para controlar a los deportistas durante el recorrido. Pero nadie le alquilaba embarcaciones a los argentinos. Por un lado les decían que vinieran, pero luego no era posible", señaló Morello.
La suerte estaba del lado de los atletas argentinos. "Algunos integrantes de la delegación habían conocido a dos belgas y un francés en Mar del Plata que tenían un velero. Los llamaron y éstos aceptaron ir. De este modo se pudo realizar la competencia", agregó.

Al enterarse los kelpers de la asistencia brindada, "le piden a Dimitri, [dueño del barco] que se mueva del sitio donde estaba porque necesitaban ese lugar, lo cual era mentira. A eso le sumaron una renta de 10 libras por día por estar amarrado al puerto, cuando le habían dicho que era gratuito. Por fin uno de los encargados le dijo al capitán que le cobraban porque estaba con los ‘bastardos argentinos'", expresó el periodista.
"Pero no me gusta que las autoridades de las islas sean tan extremas. En el Penguin News [diario local] salían notas de una incomprensión muy grande hacia las visitas que estaban teniendo. Hay que ser educado, firme. Este sitio es una frontera única como ya no existen en el mundo, una frontera colonial", concluyó.