"La narrativa nos lleva hasta a crear fantasías; no estoy diciendo que la investigación no tenga sentido, cuando decimos que estén tranquilos es porque sabemos que la mayoría de nuestro sistema, el 99% de los productores de alimentos, hacen las cosas bien", dijo el ministro Agricultura, Blairo Maggi, según declaraciones recogidas por el diario Estado de Sao Paulo.
Al conocerse estos detalles, el presidente Michel Temer convocó el domingo una reunión de urgencia con varios ministros en el Palacio del Planalto (sede del Gobierno), donde Maggi criticó la actuación de la policía, remarcando que se malinterpretaron los audios en los que los directivos supuestamente hablan de esos fraudes.
"Está claro que están hablando de embalajes, no de mezclar cartón en la carne, si no sería una idiotez, una locura (…) Por el amor de Dios, no se puede aceptar", dijo, remarcando que las empresas brasileñas invirtieron millones de dólares en los últimos 10 años para consolidar el mercado.
Temer, por su parte, realizó un acto simbólico e invitó a cenar a Steak Bull, una famosa "churrascaría" (restaurante tradicional) de Brasilia, a 33 embajadores de países que importan carne brasileña, aunque finalmente acudieron 27 de ellos, además de ocho representantes comerciales, según el diario Folha de São Paulo.
El presidente aseguró ante ellos que de las 4.837 unidades de empresas frigoríficas que están sujetas a inspección en todo Brasil, tan solo 21 están supuestamente involucradas en irregularidades, y de esas solo seis exportaron en los últimos 60 días.
Más tarde, el Gobierno repitió en un comunicado los datos que Temer aportó en la cena, informando de que el año pasado salieron fuera de Brasil unas 853.000 partidas de productos de origen animal y se rechazaron 184, en muchas ocasiones no por problemas sanitarios sino por fallos en la rotulación o en trámites burocráticos.