Colombia, otro país que aumentó la compra de armas, gastó por su parte 215 millones de dólares, tan solo 25 millones más que en el año 2014.
Países como Chile (114 millones), Venezuela (162 millones), Bolivia (7 millones) y Ecuador (1 millón) observaron reducciones en sus gastos militares.
Uno de los casos más interesantes es el de Brasil, cuyas importaciones de armas en los últimos años se mantienen en niveles similares (alrededor de los 200 millones de dólares), pero bastante menores a los 626 millones que gastó el país carioca en el 2001.
Otro interesante factor de análisis, recogido por el diario Deutsche Welle, es el gasto militar con respecto al PIB de cada país.
El descenso en el gasto militar en la región responde a la crisis en los precios del petróleo, aunque también existen otros factores, señaló Manfred Grautoff, director general de la consultoría Geostrategy, a Deutsche Welle.
"El primero es el cambio de tendencia ideológica en toda la región; así, los nuevos Gobiernos proclives a reducir la intervención del Estado, pueden recortar este rubro sobre la base de controlar los déficits fiscales de naciones que fueron gobernadas por Gobiernos de corte populista. La segunda razón, es que los conflictos internos son escasos, los dilemas de seguridad frente a otros Estados están en una situación de equilibrio. Por lo tanto, no hay motivo para soportar grandes aparatos castrenses", concluyó.