MONTEVIDEO (Sputnik) — América fue un continente que se hizo a caballo, por lo cual todas las culturas del territorio convergen en este animal y en los distintos tipos de gauchos y vaqueros que los montan desde Canadá hasta Chile, dijo a Sputnik el fotógrafo uruguayo Luis Fabini, autor de la muestra "Vaqueros de América", que inaugura en Montevideo.
"El caballo es el gran link, el gran entretejido, es el puerto donde recala toda una cultura, ya no de un país, sino de todo un continente", explicó.
La muestra resume en fotografías un trabajo de diez años en el que Fabini retrató a vaqueros de ochos países del continente.
Allí están el gaucho uruguayo, el huaso chileno, el chagra ecuatoriano, el pantaneiro de Brasil y los cowboys de EEUU y Canadá, entre otros.
Aunque de costumbres, idiomas y geografías diferentes, estos vaqueros están unidos por el animal que montan y las tareas que realizan, ya sea en las heladas praderas canadienses, como en el tórrido nordeste brasileño.
"Estoy seguro que pongo a un gaucho y a un cowboy juntos y a pesar de que hablan diferentes idiomas se pueden llegar a entender, porque comparten el mismo caballo y la misma montura que vino en la misma época desde España; este continente, América, fue hecho a caballo", indicó.
Fotógrafo autodidacta, Fabini (Montevideo, 1965) realizó entre los años 2003 y 2006 un trabajo con los gauchos uruguayos, una presencia importante durante toda su infancia.
"Mi padre era diplomático y cada vez que volvía a Uruguay pasaba tiempo en una estancia de un amigo suyo y mis primeros recuerdos son con los gauchos: el olor a la carne chamuscada, el brillo de los cuchillos en el fuego, el olor a la transpiración del caballo y esas ganas de salir al campo con ellos, y dije: "Tengo que fotografiar gauchos", recuerda ahora.
Entrevistando a esos gauchos al norte de su país el fotógrafo comprendió que tenía todo un continente por delante para retratar a estos personajes en toda su complejidad.
"Un día le pregunto a un gaucho viejo, "¿qué es el gaucho"?, y me contesta: "El gaucho es la tierra que pisa", señaló Fabini para agregar: "Ahí me di cuenta que el proyecto ya no era Uruguay, era América, porque iba a encontrar un hombre y un caballo adaptado a la realidad en la que vive".
Vínculos que fluyen
Además de horas previas de estudio sobre la geografía, la cultura, y las costumbres de cada grupo de vaqueros, Fabini convivió y hasta cabalgó con ellos, fue testigo de sus alegrías y sus miserias, lo que le permitió alcanzar algo más que simples fotografías de grupos de hombres a caballo, haciendo sus tareas diarias en sus hábitats naturales.
"Eso es el pilar de mi laburo (trabajo): generar vínculos", explicó Fabini.
Esto, sin embargo, no implica una intromisión en las tareas ni en el lugar que ocupa el otro.
"Yo no pretendo violar esa distancia, respeto esa distancia que hay culturalmente, porque a veces viajo a caballo con ellos, participo de lo que están haciendo, pero soy un fotógrafo, no soy un gaucho; si me piden darles una mano les doy una mano, pero no me meto en el trabajo de ellos", continuó.
Esto también es valorado por parte de los vaqueros.
"Eso ellos también lo respetan y respetan el hecho de que no voy cinco minutos, de que a veces me quedo meses con ellos, entonces ya soy más que un visitante, soy alguien que realmente está interesado en su vida, y eso genera más profundidad y respeto en el diálogo, en la apertura, y espero que eso se muestre en las fotos", añadió.
Estado de espíritu
Si bien suele decirse que "América se hizo a caballo", la figura del vaquero ha quedado cada vez más relegada en los diferentes países donde alguna vez fue predominante y donde existía la certeza de que el estilo de vida iba a ser continuado por las nuevas generaciones.
Hoy la realidad es otra muy distinta y el fotógrafo responde a la pregunta que hace más de una década lo lanzó a recorrer el continente: ¿qué es un gaucho?
"Lo que hoy es ser un gaucho es quizás más que nunca un estado de espíritu que otra cosa", aseguró.
Hoy, dice, "no se nace tanto un gaucho o un cowboy, sino que se elige ser eso", porque hay una motivación que va más allá de pretensiones económicas —los vaqueros ganan muy poco—, o de pertenecer a un "sistema" basado en el consumo.
"(Al vaquero) le fascina levantarse a las siete de la mañana con 30 grados bajo cero, como en Canadá, ensillar su caballo y salir a buscar 800 cabezas de ganado, y para mí hay algo de poesía en eso, algo de romanticismo, de magia, del que está fuera del sistema, de la vida cotidiana normal que te hace decir: "Elijo esto porque lo importante en mi vida es el dinero". Y no, en la vida de estos tipos lo importante no es el dinero", concluyó.
La muestra "Vaqueros de América" se exhibe hasta el 3 de mayo en el Centro Cultural de España, en la ciudad de Montevideo.